¡No te mientas!
Todas las cosas que poseemos influyen en nosotros/as de manera positiva y negativa (depende del objeto y de como te sientas respecto a éste).
A veces hacer esa diferencia es muy fácil, por ejemplo: puedo distinguir que este polar viejo de mi papá me hace bien porque lo uso para estar en mi casa los días de frío y tiene un valor sentimental porque pertenecía a mi padre, éste objeto me hace bien y me sirve, por lo tanto influye de una manera positiva en mi vida. Por otro lado, ésta guitarra eléctrica partida en dos que me la rompió una persona, no solo no la puedo ejecutar sino que me recuerda al mal momento que pase cuando era destruída y también ocupa un lugar bastante grande en el armario, por lo tanto este objeto me influye de manera negativa.
En el ejemplo anterior, el impacto de cada objeto fue muy fácil sentirlo, por ende mientras más positivo o más negativo sea el impacto, más fácil será la decisión de conservalo o descartarlo. Creo que la mejor cualidad de una persona que elije vivir una vida simple, es poder discernir entre cosas un poco más neutrales.
El método KonMari nos enseña que, cuando tengamos esta duda, llevemos el objeto al corazón (literalmente apoyarlo en el pecho) y ver que sentimos al respecto. Puede parecer algo místico pero hay cosas que realmente me hacen sentir bien y cosas que no me provocan absolutamente nada ni tampoco me sirven. Te invito a que hagas el mismo ejercicio cuando sientas que no sabes que hacer respecto a algún objeto.
La única manera de poder hacer esta selección es siendo totalmente honesto/a con la persona a la que más fácil es mentirle: o sea vos mismo/a. Para encarar este proceso, es necesario contar con una predisposición muy razonable, estar dispuesto/a a decirle adiós a aquellas cosas que aunque nos hayan servido o nos hayan hecho felices, en el día de hoy ya no producen el mismo efecto.
Lo único que tenemos disponible siempre, es el tiempo presente, por eso te invito a que cuando decidas el destino de cada objeto, lo hagas pensando y sintiendo en ese momento singular, ya no importan todas las citas románticas que tuviste con ese jean, porque ya no te calza en este momento, ni tampoco importa esa paleta de paddle que te compraste para jugar una sola vez y la conservas "por si acaso".
El pasado ya pasó y el futuro es incierto, aunque suene a cliché es una gran verdad, de lo único que tenemos certeza es de que nos vamos a morir, ¿realmente te gustaría pasar lo que te quede de vida rodeado/a de cosas que no te aportan valor? ¿que no te hacen feliz? ¿que no tienen un sentido realmente útil en tu vida?.
Es hora de perdonarnos y empezar a hacer las cosas bien, dejá ir a eso que te hizo feliz en un pasado, dejá ir a eso que no sabes si te va a servir en un futuro, la mochila en tu espalda tiene un espacio limitado, conserva solo lo que quieras llevar en el camino, lo que estés feliz de llevarlo, lo que -metafóricamente hablando- no te pese llevar.