Capítulo005

El apego no es amor

Se que en un capítulo anterior hable sobre "el amor que le tenía a mis libros", y al escribir esta nueva entrada, pensé en ese concepto de forma más profunda, quiero definirlo de una manera distinta para que lo entiendas mejor. Voy a tomar como ejemplo a mi misma y a mi experiencia, vos podrás evaluar cuales son tus objetos más apegados y cuál es el motivo.

Durante mucho tiempo ame mis libros, ame mi biblioteca, ame ir a la librería a comprarlos nuevos, los he mezquinado. Pero, haciendo una profunda instrospección ¿qué era lo que realmente amaba?

Ésta es la conclusión a la que pude llegar: Amaba ser festejada como una intelectual. Amaba ser vista como una coleccionista. Ambaba ser apreciada por mi buen gusto en literatura. Y en último lugar: me gustaba leer, pero que tenga el hábito no quiere decir que haya leído todo el material que habitaba mi casa, de hecho me quedaron muchos títulos sin leer que tuve que despedir en mi transición al minimalismo (y lo sigo haciendo, no me arrepiento).

Entonces, tener una enorme y carísima biblioteca en mi casa ¿para quien era? hoy en día puedo responder esta pregunta muy fácilmente: tenía esa gran biblioteca para satisfacer a mi ego y ser bien vista por la mirada ajena.

En este viaje, en este proceso hacia una vida más simple debemos buscar callar todo ese ruido que hacen las cosas, los objetos que habitan nuestros espacios y no nos aportan valor. Con ruido no me refiero a una cuestión sonora sino al exceso de todos aquellos vicios consumistas que tenemos, que son disfrazados de pecados veniales porque simulan aportar algún tipo de riqueza a nuestra vida, en mi caso eran mis libros, en el tuyo puede ser cualquier otra cosa.

Contaba con más de 400 títulos en mi biblioteca, actualmente tengo 22 libros que estoy volviendo a releer poco a poco y 5 libros que considero mis fuentes de consulta. Esta selección de 22 fue más grande pero con el tiempo me di cuenta de que había una cierta cantidad que no iba a leer, lo importante siempre es aprender a ser sincera con una misma.

Al principio done muchos libros, luego quise venderlos por internet (¡ay, estaban nuevos!), pero no tuve mucho éxito en esa empresa porque no supe ponerles el precio correctamente, volví a la donación y a medida que se achicaba mi colección iban quedando libros que realmente había leído y les había tenido aprecio en algún momento de mi vida, pero ese momento ya no era ahora, entonces busqué personas a las cuales esos libros pudieran aportarle valor y se los entregué con mucho cariño.

Mis libros no representan mi intelecto, no tienen ningún tipo de relación, ni siquiera quiere decir que sea una experta en el tópico que más se repite en mi biblioteca. Mis libros son objetos que elijo cargar, por eso tengo una cantidad muy acotada para que cumplan su verdadera función: proveerme de información y consulta sobre determinado tópico. Me da placer releer los libros que he elegido y no me arrepiento de haber prescindido de los otros.

Te dejo unas preguntas para que reflexiones sobre este tipo de objetos: ¿Qué queres demostrar con estos objetos? ¿Para quienes son esos objetos? ¿Qué relación y que grado de importancia tienen esas personas en tu vida? ¿Con que frecuencia visitan tu casa? ¿Que impacto tiene su opinión en tu vida? ¿Con que frecuencia haces un uso real de estos objetos? ¿Cómo te sentis cuando usas esos objetos y nadie te ve usándolos?

Una vez más, te doy las gracias por haberte quedado conmigo hasta acá.

Agregame

¿Querés ver mi lado más profesional? Hablemos de negocios, sumate a mi red.

Seguime

Podrás ver mi rostro repetidas veces y participar de encuestas que hago a la comunidad.